Ya estaba anocheciendo cuando crucé las viejas puertas de metal. Saludé al
encargado del gimnasio y entré en el vestuario. Me cambié y fui hacia la cinta.
(Pausa)
Tras una hora corriendo, decido parar.
El sudor me baja por el cuello y por el pecho, puedo ver el aura de calor
que desprende mi cuerpo. Me dirijo a las colchonetas, extiendo la toalla, y
me tumbo de cara al techo cerrando los ojos como si el resto del mundo no
existiera…
(Pausa)
Y cuando por fin los abro… (Pausa corta y confusa) “¡Dios, no queda nadie!
¿Me he quedado dormida?” Me inunda la vergüenza, pero como estoy sola, me
pongo en pie frente al gran espejo de la sala de fitness y me giro para admirar
mi preciado trasero.
“¿Seguirá así de bonito a los 30? ¿Y a los 40? ¿Y tras quedarme
embarazada?... Uuffff… ¡Que no se me quede como a mi madre, por Dios!”
(Pausa)
Decido que ya está bien por hoy y me voy al vestuario, donde también estoy
sola, así que me desnudo y entro en la ducha. En pocos segundos el cuarto se
inunda de vaho por el agua caliente.
Me apoyo en los fríos baldosines de la pared y el contraste hace que me
estremezca.
Uuffff (Gemido)
Exaltada por mi gemido, abro los ojos y escruto cada milímetro de la sala.
(Pausa)
Uff… No hay nadie.
Mis mejillas se sonrojan por mis actos; y, mordiéndome el labio con picardía,
bajo lentamente mi mano temblorosa desde mi cuello… pasando por el valle de
mis pechos… (Suspiro)
(Pausa)
No doy crédito a mis sucios pensamientos pero… Mmmmmhhh… estoy tan
a gusto… La sensación al sentir mis propias caricias, la excitación de estar
en un lugar público… prohibido… La posibilidad de que me pillen haciendo
travesuras… Mmmmmhh… (Gemido suave) hace que mi corazón lata
rápidamente mientras mi cuerpo se derrite poco a poco.
Deslizo ambas manos por la comisura de mis ingles. Y otro murmuro de placer
se escabulle de mi interior.
Aaahh (Gemido fuerte)
Sorprendida por el volumen de mi pícaro gemido, recorro de nuevo con mi
mirada el cuarto de las duchas.
Vuelvo a cerciorarme de que no hay nadie, por lo que me lanzo a concluir lo
que mi mente ha planeado a mis espaldas.
Mi mano vuelve a divertirse con mi húmeda entrepierna. Juego alrededor, hasta
que mi deseo no puede más y tengo que tocar mi punto de placer.
Uuffff… (Gemido placentero y sorprendido)
Mis piernas flaquean y tengo que vencerme hacia atrás, apoyando la nuca
contra la pared.
Mientras mi mano traza círculos desenfrenados, subo la otra por mi cuerpo y
acaricio mi pecho. Mi pezón ya estaba duro, así que lo pellizco.
~ ¡Aahh! (Gemido sobresaltado)
Gozo con ese movimiento… así que lo vuelvo a apretar, pero más fuerte.
~ ¡Aahh! ~ (Grito de placer)
La mano que acaricia mi sexo se descontrola. Siento cómo va llegando mi
orgasmo.
~ ¡Aahh!
Va llegando…ohoh…
~ ¡Aahh!
Va llegaaa...aaah..aah ~ ¡Aahh! (Orgasmo)
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